Aumento del flujo sanguíneo arterial y del suministro de oxígeno.

El yoga estimula el flujo de sangre a diferentes partes del cuerpo, aumentando el suministro de oxígeno a los tejidos y órganos.
Las posturas torcidas aumentan el flujo de sangre a las vísceras abdominales.
Las posiciones invertidas llevan la sangre de las piernas a la circulación central, corazón y pulmones, aumentando la oxigenación y reduciendo el edema (retención de líquido en los tejidos) de los miembros inferiores.
La relajación aumenta el flujo sanguíneo a la vascularización periférica de las extremidades, manos y pies.
También se produce un aumento de la hemoglobina (molécula transportadora de oxígeno) en los practicantes de yoga, principalmente relacionado con la práctica de ejercicios respiratorios.
