
La mejor respuesta es a veces el silencio. No reaccionar, solo sentir, comprenderse, notar dentro qué te dicen las palabras ajenas y cómo duelen las propias que no eres capaz de decir, qué despiertan en ti… Gobernar tu vida conociéndote y conociendo cada emoción, cada latido en el pecho, cada escalofrío, cada lágrima pendiente acumulada. […]
Acariciar al gato